Catarsis. Rituales de purificación

Desde: Jueves, 09 Marzo 2006

Hasta: Domingo, 04 Marzo 2007

Lugar: Sala Sur

Toda obra puede tener múltiples sentidos. Toda obra está abierta a variadas y enriquecedoras interpretaciones. Ésta es una de las razones que justifica una colección y más de una o de dos visitas al centro-museo. “Catarsis. Rituales de purificación” es sólo una de sus posibilidades. Apórtese las suyas. Otras nos esperan en el futuro.

LO REAL
Estamos a punto de introducirnos en un viaje por la representación, por el mundo de lo metafórico, de las alusiones y conviene saber desde dónde partimos. Aquí, no hay representación, lo que hay es, lo real, nada más.

LA REPRESENTACIÓN
La representación es el origen de la catarsis, sin la acción, sin la proyección de lo real, no es posible avanzar en el viaje que nos llevará a la a la purificación y completará el proceso catártico.

La sublimación
Es la representación emocional pura, la idea de sublimación estética o las referencias a ella. En este capítulo nos centramos en la sensibilización abstracta que provoca placer, evocación y otras emociones tan penetrantes como, muchas veces, indefinibles.

La máscara
En la representación la máscara ayuda al actor en la interpretación de lo ajeno. Por medio de la máscara se logra una distancia entre uno mismo y lo representado. Se esconden los rincones no deseados y se expresan las emociones con mayor libertad.

La tragedia
La tragedia según el principio aristotélico es el elemento clave gracias al cual se produce la catarsis. En este apartado claramente se representa la tragedia y según el dogma catártico clásico desde aquí, tras su contemplación, se deberían originar las emociones de compasión y temor y al final del proceso, la purga, la purificación.

LA CONCIENCIA
Una vez contemplado lo representado pasamos a la toma de conciencia, a localizar el problema que desde la representación trágica ha viajado hasta nuestro interior. Hay que poner en marcha los mecanismos, los artilugios mentales que nos permitirán afrontar la crisis.

La carga
El peso que nos abruma, que nos impide reaccionar. El dolor que ciega la capacidad de distinción entre realidad y espejismo. El momento difícil y peligroso de terminar hundido por el lastre que supone su tonelaje.

Las cabezas
Los lugares donde habita la conciencia y surge la lucidez, aparecen como fijación, como una zona donde la mirada frontal al espectador y a sí mismas preguntan, inquieren respuestas con urgencia. Miradas o palabras mudas que no son sino un intermediario, un velo entre dos mentes frente a frente.

Los mecanismos, las llaves, las claves
Este apartado trata de definir el estado de autonomía de las decisiones. La capacidad de poder estar sólo o no en el instante último de decidir. Por eso, esa soledad necesaria y difícil de delimitar exige una visión clara para poder abrir las puertas y seguir adelante. Para ello, aquí se presentan obras donde la metáfora tiene una presencia esencial.

Las puertas
Los límites, las salidas, los resquicios son el primer horizonte. En ellas se formaliza el deseo entrar, de salir o de cambio. El proceso catártico inicia su transformación con la búsqueda de posibles soluciones para expresar la necesidad de purgar las emociones. En el arte, las puertas son esenciales, abiertas o cerradas, son uno de los temas más evidentes que hablan de soluciones e impedimentos.

EL RITO
El rito forma parte del proceso catártico ya que por medio de la repetición, del sacrificio se inicia el proceso de purificación para lograr la limpieza del alma, la catarsis. En el arte la experiencia ritual se produce en la celebración repetitiva del propio arte y en la expresión terapéutica de sus contenidos.

Las liturgias
Las formas, el conjunto de actos con los que se representan los ritos, son los signos del arte que expresan celebración, saludo, penitencia, voluntad o deseo.

Los exvotos
El ofrecimiento, el don y el agradecimiento que se realiza tras un beneficio recibido tienen su correspondencia en el arte, donde abundan artistas y obras en las que los objetos y sus representaciones parecen dar la razón a la capacidad del mismo para conseguir imposibles y de la misma manera, en vez del reconocimiento, ejercer la crítica.

LA LIBERACIÓN
Finalmente, tras cubrir todo el proceso, tras haber asistido a un viaje donde la catarsis y el arte han ido en paralelo y uno se ha explicado al otro, llega el momento de la purificación, del cambio y de descubrir el papel del arte en la interpretación del mundo y del ser humano. Es el momento de liberar las emociones negativas por medio de la explosión, la expulsión y la muda. Una nueva mirada se impone.

La explosión
Primer acto de purificación, que tal vez sea reflejo, provocado o involuntario pero que parece inevitable. El hecho es que las condiciones obligan a este estallido de violencia creadora. Una detonación instantánea que acaba con el viejo orden interior.

La expulsión
En la catarsis la expulsión de las emociones negativas es el instante clave. Pero, de la misma manera, el hecho del desprendimiento y limpieza de esa negatividad, también implica el desbordamiento, la marea, el manglar que coloniza otros espacios. Quien sabe si para desaparecer o, por el contrario, para alumbrar otras posibilidades.

La muda
Tras recorrer el proceso catártico, llega el instante final, el momento de reconocer que todo ha cambiado y que ahora toca la transformación. En la declaración de intenciones, este es el relámpago de la nueva conciencia, del desprendimiento de las antiguas certidumbres y mostrar un diferente rostro. De la constatación crítica de que todo, nosotros y el mundo, debemos ser de otra manera.

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