ARTIUM, Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo, presenta Luis Gordillo en los fondos de ARTIUM (Sala Sur, hasta el 19 de octubre), exposición en la que se muestran las obras del artista sevillano que forman parte de la Colección propia del museo. Dos pinturas de la década de los 70 así como una pintura y una serie completa de litografías de los 90 permitirán constatar la permanente evolución de la obra de Gordillo, una de las características más acusadas de su trayectoria.
Considerado uno de los renovadores de la pintura española en los 70, sus obras van desde la figuración con clara influencia del pop de esa década hasta la abstracción presente en su obra más reciente.
Las obras de Luis Gordillo presentes en la Colección propia de ARTIUM de Álava pertenecen a dos períodos muy diferentes en la trayectoria del artista sevillano. Fumando dúplex más espacio abierto y Sedimentación-Estructuración C son dos pinturas realizadas entre 1975 y 1976 que presentan las características más frecuentes en la obra de Gordillo de los años setenta, es decir, la repetición, la duplicidad, el carácter narrativo, la distorsión, la utilización de colores fríos y el empleo de imágenes de los medios de comunicación.Los dos cuadros presentan composiciones compartimentadas en las que se duplica el motivo, presentado en una versión "a color" y otra "en blanco y negro".
Por otro lado, la pintura Tropical y complementos y la serie de 12 litografías Celulario son obras pertenecientes a la década de los 90 (1992 y 1995 respectivamente) donde se aprecia la orientación de Luis Gordillo hacia la abstracción en los últimos años. Ambas obras, composiciones abstractas, hacen referencia al mundo orgánico celular. Las líneas, las formas y las manchas evocan mundos de laboratorio, biología celular o tejidos orgánicos. El movimiento y el aparente caos están sometidos, sin embargo, a un orden geométrico estricto.
Luis Gordillo ocupa un lugar especial en la pintura española contemporánea. Después de viajar a París en 1958, sus obras reciben inicialmente la influencia del informalismo europeo para evolucionar, a finales de los sesenta, hacia una figuración distorsionada con influencias del pop americano. Desde entonces, su obra se ha caracterizado por una constante evolución, por la renovación y por un permanente intento de reinventar la pintura.
Si en los 70 Gordillo presentaba una actitud crítica, con un tono irónico, hacia la sociedad del momento, con el dibujo y la fotografía como elementos de trabajo, en los ochenta el color asume el protagonismo absoluto. Su obra actual, más abstracta, hace constantes referencias al cuerpo humano, a su interior oculto, a las partes que sólo pueden ser vistas a través de instrumentos médicos o de laboratorio.