Why to Fear The Future. Carlos Amorales

Desde: Miércoles, 15 Junio 2005

Hasta: Domingo, 25 Septiembre 2005

Lugar: Sala Norte

Para un artista como Carlos Amorales, mexicano de nacimiento pero ciudadano del mundo, se yuxtaponen en su interés diversos factores y referentes culturales de procedencias múltiples.

Para un artista como Carlos Amorales, mexicano de nacimiento pero ciudadano del mundo, se yuxtaponen en su interés diversos factores y referentes culturales de procedencias múltiples. Amorales es un estratega de la comunicación que juega con los códigos habituales de percepción, alterándolos para su gusto propio y la sorpresa del público, abriendo caminos nuevos mediante el uso interactivo de las diversas disciplinas artísticas y provocando accidentes y experimentos en su camino. Poético, seductor, humorístico y sincero, se apropia de las imágenes globales y las presenta mediante diferentes soportes en un nuevo contexto, explorando el sentido de la identidad mediante el espectáculo. El resultado se muestra en salas de exposiciones que se transmutan en otro tipo de locales: ring de lucha libre, fábrica de maquiladoras, o cine y sala de juegos para esta muestra, Why to Fear the Future?

UN ARMA CARGADA DE FUTURO

1. EL DOCUMENTO
Para un artista como Carlos Amorales, mexicano de nacimiento pero ciudadano del mundo, se yuxtaponen en su interés diversos factores y referentes culturales de procedencias múltiples. Amorales es un estratega de la comunicación que juega con los códigos habituales de percepción, alterándolos para su gusto propio y la sorpresa del público, abriendo caminos nuevos mediante el uso interactivo de las diversas disciplinas artísticas y provocando accidentes y experimentos en su camino. Poético, seductor, humorístico y sincero, se apropia de las imágenes globales y las presenta mediante diferentes soportes en un nuevo contexto, explorando el sentido de la identidad mediante el espectáculo. El resultado se muestra en salas de exposiciones que se transmutan en otro tipo de locales: ring de lucha libre, fábrica de maquiladoras, o cine y sala de juegos para esta muestra, Why to Fear the Future?

Carlos Amorales (México D.F., 1970) maneja el documento como instrumento de trabajo artístico, estrategia en contacto con la realidad y la fantasía, fruto de una curiosidad inusitada por mundos laborales y sociales que son cerrados y opacos, que no conocemos, y que él investiga a través de su obra y pone en bandeja para una reinterpretación del público profano. Como hizo anteriormente con los luchadores mexicanos y el trabajo de las maquiladoras, en este caso los cartománticos son el objetivo de su interés, bordeando la percepción de la realidad y las formas de comportamiento frente a la misma. El artista juega con los límites entre ficción y realidad, en el filo donde ambas se funden. Identidad y misterio hacen que el arte pueda ser algo diferente, mediante una capacidad para revestir de poesía lo banal. El resultado: una narración en extremo interesante que abre un abanico de interpretaciones sobre la misma, provocando la emoción.

2. EL DIBUJO
Esta exposición presenta la revisión de un extenso archivo de más de 400 dibujos digitales que resume el trabajo de los últimos tres años, y una baraja realizada para la ocasión como nuevo documento a interpretar.

“Me interesa el dibujo como plasmación básica de un concepto”, dice Amorales. El dibujo, la madre de todo, se convierte en materia base, filón para su transfiguración en otros medios de expresión: vídeo, fotografía, diaporamas, pintura, performance, música y algún otro soporte más si lo hay, relacionando y combinando todos ellos de una manera natural. No es fácil establecer símbolos, crear dibujos casi icónicos que funcionan de forma directa y clara y a la vez, tremendamente poética. Los dibujos de Amorales son signos, señales de percepción rápida: la relación entre idea e imagen es inmediata. Representación figurativa en forma de realidad fantástica. Imágenes que son desconcertantes, metafóricas, reducidas a una condensación brutal, donde vemos una labor de síntesis enorme y, tras esta imagen, simple y comprensible, hay alusiones cargadas de ideas que son bombas ideológicas. La mirada final, inocente, esconde corrosión y acidez, quizás también algo de muñeco diabólico...

“Especialmente ahora, en estos tiempos tan complicados, es muy importante para nosotros utilizar el poder del arte, el cine o la música para hacer frente a lo que sucede”, dice la escritora Arundhati Roy en una entrevista reciente. La misión de Amorales: retar los límites preconcebidos del dibujo como medio, reconsiderar el paradigma del sentido del dibujo, haciendo énfasis en su análisis, no sólo en algo que observar, provocando una respuesta emocional y poética en el público a través de dicho medio.

3. UN AS EN LA MANGA
Jugar a un juego donde el autor conoce las reglas, los otros jugadores y el público no las tienen tan claras, pero son invitados a participar con esa condición precisamente. En el mundo del naipe hay profesionales de varios tipos: existen los tahúres, que nos engañan con jugadas, que son los reyes del farol, que siempre guardan un as en la manga y tienen las cartas marcadas sin que nos demos cuenta. También los magos, que con sus trucos nos entretienen y desafían la razón de la lógica. Por último están los cartománticos, que adivinan el futuro de los que creen en las predicciones. La lectura de la baraja de Amorales es realizada por este último grupo profesional.

El artista se presenta como manager que manipula la información, pero finalmente se aparta y mira, a ver qué ha sucedido. Amorales ejerce a su vez un papel de enlace, casi como un médium, siendo la baraja el elemento transmisor de las diversas interpretaciones de la gente con las cartas. Así, los naipes adquieren un status de alta importancia y diversificado análisis. El público funciona como testigo último y final de esta representación en capas, espectador de un acto (la lectura de las cartas por parte de los videntes) que es íntimo, privado y personal. Y en paralelo, quitándole hierro al asunto, existe la recuperación de la función lúdica (no ludópata) del público, que desarrolla su imaginación y participa de y en la exposición. Cada uno utiliza las cartas a su manera, es un instrumento con mucha ironía y todas las interpretaciones y posibles formas de jugar con ella son igualmente válidas.

Amorales maneja como un mago la revelación de la carga metafórica – oculta para muchos – que poseen situaciones y objetos aparentemente triviales: una baraja, una máscara, un dibujo... la interpretación poética de un documento: hagamos juego, sin miedo al futuro.

Comisaria: Virginia Torrente

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