Tesoro público. Colección Artium

Desde: Viernes, 04 Octubre 2013

Hasta: Domingo, 14 Septiembre 2014

Lugar: Sala Sur

Una reflexión sobre las funciones del museo como lugar de elaboración y gestación del patrimonio común

Nota de prensa | Folleto de la exposición | Obras en exposición | Catálogo. Introducción

Los tesoros preceden a las colecciones, e inicialmente estuvieron muy ligados a las conquistas y todas las formas de adquisición y acumulación de propiedad. La colección pública comienza históricamente con la autorepresentación social: cuando por primera vez, la ciudadanía es reconocida como instancia de legitimidad y propiedad.

En la sociedad contemporánea, el museo ha sido discutido y relativizado, para destituir en cierto grado sus funciones de autoridad y sustituirlas por funciones de servicio. Pero de forma transversal, el Museo conserva intacta su legitimidad como tesoro público; como un lugar de estudio y de protección; como entorno artificial de existencia de una clase de «seres» artísticos que constituyen auténticos depósitos de un saber humano singular y único.

Precediendo y atravesando la historia del dinero, el arte ha sido un lugar culturalmente privilegiado de representación de valor. Desde el valor del material, al valor de la manufactura, hasta el valor simbólico, o el valor especulativo, lo que cierta cultura considerará como valioso ha encontrado en el arte una metáfora y una metonimia.

Con fondos de titularidad pública de la Colección Artium, la exposición Tesoro público intenta realizar una reflexión sobre las funciones del Museo como lugar de elaboración y gestación del patrimonio común. Si las obras representan el valor, la colección pública representa el patrimonio social. Todas las riquezas, excesos, paradojas que pueden encontrarse en estos museos públicos condensan las complejidades de la cultura contemporánea.
Desde la figuración del trueque a la abstracción dineraria, la historia de la moneda es la historia de la representación, es decir, del realismo. Es la asunción de un sistema de correspondencias, la aceptación de un enunciado declarado por una instancia a la que se le ha concedido una autoridad cultural. Las teologías, las filosofías, las ideologías han sido grandes sistemas naturalistas, es decir, grandes construcciones de efectos de realidad, técnicas de establecimiento cultural de correspondencias de valor.

Tomando como modelo expositivo la larga tradición del políptico (desde el retablo, estructurado mediante registros geométricos, hasta los abigarrados gabinetes modernos, surrealistas, constructivistas, minimalistas, etc., pasando por las primeras grandes colecciones públicas, los «cuadros de colección» y los salones decimonónicos), se pretende ofrecer un mosaico cromático en el que las obras y sus relaciones establecen un ensayo sobre los vínculos entre la noción de valor y la construcción de la realidad.

La exposición intenta constatar tres grandes tipos de realismos, cada uno de los cuales se caracteriza por acentuar el valor de ciertos factores o aspectos presentes en la elaboración artística. Y cada una de esas acentuaciones de valor fabrica una cierta realidad.

II. Realismo icónico. Remite a la evidencia de lo que se siente, de lo que se percibe, en función de una similitud: representa a su objeto básicamente por su semejanza, con independencia de su modo de ser:
II.a. VALOR SENSORIAL. Es el valor de la verdad atribuida a la inmediatez perceptiva, así como a la capacidad para lograr esa inmediatez. El naturalismo del XIX, basado en la inmediatez sensorial, se desarrollará en el XX en todas las formas de figuración y fotorrealismo, y en el XXI en un documentalismo basado en la neutralidad supuesta a los medios técnicos de registro audiovisual.
II.b. VALOR EMOCIONAL. Es el valor atribuido a la verdad de la experiencia psíquica. El caricaturismo del XIX, basado en la exageración de la experiencia, se desarrollará en el XX en todas las formas de expresionismo y surrealismo basadas en la evidencia de lo sentido, en la verdad de la autoexpresión. En el XXI, esta sensibilidad se traducirá en diferentes modos de ficcionalismo, parodia, identificaciones y realidades intensificadas.

III. Realismo simbólico. Remite a la evidencia de lo que se sabe, de lo que se piensa, en función de un carácter representativo de convencionalidad: establece una correspondencia compartid
III.a. VALOR ESTRUCTURAL. Es el valor de la evidencia estructural y la capacidad para a organización. El academicismo del XIX, preocupado por la formalización y la organización, se desarrollará en el XX como un esfuerzo de desvelamiento estructural, que convertirá la organización en tema, y la estructura en figura, denunciando la artificiosidad del naturalismo, procurando la restitución de un nuevo realismo que parte de las evidencias constructivas, de la figuración abstracta. Hasta convertir los medios expresivos en contenido fundamental, incluso único de la obra, en el medialismo del XXI.
III.b. VALOR CONCEPTUAL. Es el valor de la verdad asociada a las construcciones simbólicas y las significaciones culturales. El convencionalismo del XIX, visible en la búsqueda de lo representativo y en todos los modos de formalización simbólica, se desarrollará en el XX como naturalismo emblemático, basado en la adopción de tipificaciones simbólicas de diversa índole, hasta la total estatificación difusa en los simulacionismos del XXI.

I. Realismo indicial. Remite a la evidencia de lo que es, en función de un carácter representativo de contigüidad: señala la confluencia entre dos experiencias.
I.a. VALOR MATERIAL. Es el valor de la verdad de los elementos materiales que se evidencian en la obra. El realismo del XIX, concebido como un esfuerzo de objetividad que minimice la subjetividad y el estilo, se desarrollará en el XX en un esfuerzo de literalidad y adecuación a la «verdad» material, intentando incluso superar la representación «presentando» los objetos en sí en una suerte de enunciación primaria, anterior al lenguaje... Desde el ready-made al objeto específico del minimalismo, este literalismo conducirá en el XXI a un contextualismo en el que la realidad entera queda subsumida en representación y el límite entre realidad y representación es indiscernible.
I.b. VALOR CONTEXTUAL. Es el valor atribuido a los elementos externos propios del contexto en el que sucede la obra, insertados o “apropiados” por ella. El realismo del XIX, concebido como un modo radical de contemporaneidad por el que el contexto queda comprendido dentro de la obra, se desarrollará en el XX en la tematización contextual de todas las formas de arte político, incluido el situacionismo, y en el XXI, en el tratamiento de la representación como agencia en lo social, como sucede en las estéticas relacionales.

Tesoro público (economías de realidad). Colección Artium
Inauguración: viernes 4 de octubre de 2013, 20.00 horas
Comisario: Juan Luis Moraza
Actividades: Conferencia de Juan Luis Moraza. Sábado 5 de octubre, 12.30 horas
Sala Sur, desde el 4 de octubre de 2013 hasta el 31 de agosto de 2014
Exposición producida por Artium (Vitoria-Gasteiz)
Catálogo de la exposición, con texto de Juan Luis Moraza
Patrocinan: Diputación Foral de Álava; Gobierno Vasco; Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz; Ministerio de Educación, Cultura y Deporte; El Correo; Euskaltel; Naturgas Energia

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