Comisario: Enrique Martínez Goikoetxea
La exposición trata del uso del humor y su extensa familia semántica en el arte contemporáneo, como una forma de profundizar en la interpretación de la colección Artium y, por derivación, de nuestro contexto: el lugar y el tiempo en el que nos ha tocado vivir.
A lo largo de estos últimos años, se han realizado múltiples presentaciones de la Colección, que han puesto en valor diferentes aspectos de la complejidad de nuestra sociedad. Dichas aproximaciones atendían a lecturas políticas, de crítica social; a reflexiones sobre la identidad individual y colectiva; al análisis de aspectos formales, o a interpretaciones sobre las diferentes corrientes artísticas. Todos los movimientos artísticos, han incluido, de manera más o menos explícita, aproximaciones desde el ingenio y el humor, que cuestionan y argumentan de manera incongruente o inesperada sobre esta realidad, y cuyo encuentro induce a la complicidad y a la sonrisa. En esta ocasión, hemos querido poner en valor todos estos matices que configuran una visión intencionadamente cómica, escandalosa o irónica de la realidad, y mapear las herramientas de las diferentes estrategias y prácticas en el contexto propio de la Colección.
Desde esta perspectiva, se han revisado los términos más comunes con los que se analizan y describen las obras de la Colección, y son pocas, muy pocas, las que incluyen términos como humor, risa, cómico…, sin embargo, el término ironía va a ser una de las adscripciones más usuales en muchas de estas valoraciones. Con más dificultad se pueden encontrar términos de esta misma familia semántica: sátira, cinismo, parodia, radical, absurdo, grotesco, sardónico, crudo, ingenioso…
Sin duda, el arte contemporáneo comparte con el humor una mirada distanciada y compleja sobre la realidad. El incremento de su uso en el arte respondería al panorama esencialmente absurdo al que parece conducirnos el progreso. El final de las utopías, de los grandes discursos—-ya ideológicos, ya religiosos— y la presencia constante de la incertidumbre constituyen el contexto, falto de argumentos, óptimo para el desarrollo de actitudes irónicas, la presencia de la incongruencia y el absurdo, a través de los que interpretar la realidad.
En la mayor parte de los casos, al arte no le interesa el humor por el humor, sino su capacidad de lidiar con los problemas, tratar los aspectos ridículos o absurdos de la vida, a la vez que empodera al espectador para desmitificar las convenciones e ideas preconcebidas que tenemos sobre la realidad. La trampa en la sonrisa nos invita a apreciar el desdoblamiento que producen el humor y la ironía, recursos que multiplican las perspectivas sobre temas habitualmente complejos de abordar, y que incluyen, junto al ingenio y la risa, una carga de profundidad.
No ha resultado sencillo delimitar y proponer un relato compartido sobre lo que supone el humor, o la risa. Bretón, como lo hiciera también Freud, lo definió como la negación de la realidad, una espléndida afirmación del principio del placer. Otras teorías sitúan el origen del humor en la incongruencia (B. Pascal, Schopenhauer, Kant…); en el sentimiento de superioridad sobre el infortunio ajeno (H. Bergson); o en la liberación de una energía reprimida (Freud, Lacan…). Desde el punto de vista sociológico, a partir de la experimentación del humor, podemos decir que todos los humanos compartimos esta condición homo ludens, aunque los comportamientos, los valores y las normas sociales afectarán de manera determinante cómo se produce y se va entender el humor.
El humor
La risa deslenguada. Entre eros y thanatos. La risa es con el llanto el único lenguaje natural, innato en el hombre. En el prólogo de su libro Matemática demente, el poeta Leopoldo María Panero plantea que va ser con la llegada del lenguaje cuando se produce la castración de la boca, la represión de aquello para lo que fue concebida: chupar, lamer, gritar, reír... En este texto realiza una aproximación al Humor, relacionándolo con este estadio prelingüístico en contraposición a la ironía, práctica que se encontraría regulada por el lenguaje. Panero concibe la Risa —una risa con R mayúscula, la risa del humor, extra-moral—, como la venganza de la boca reprimida, un desquite a la castración estimulada por la norma, la moral y el lenguaje. La distingue de la risa irónica, intelectualizada y entre dientes, que en el proyecto que presentamos la identificamos con prácticas como la sátira, la parodia o el cinismo, entre otras.
Con la intención de recoger este testigo, la exposición se plantea desde una doble perspectiva. La primera de ellas señala dos grandes campos propios de lo cómico, que engloban al resto de prácticas humorísticas: el HUMOR y la IRONÍA. En la segunda, y de manera transversal, se señalan los discursos principales en los que estos recursos toman un papel determinante.
Una exposición que se abre con la pieza Femme dans la nuit y un juego de palabras: «Yo no entiendo por qué estoy aquí. Por qué me he pasado de manicomio en manicomio, por España, como si trabajase en la guía Campsa». Este comentario de Leopoldo María Panero une al poeta con una pieza fundamental de la Colección, en la que, sin duda, parece haberse inspirado el diseñador del isotipo de la marca Campsa-Repsol.
La apertura de la boca. Las bocas —sonriendo, besando, bebiendo o fumando; bocas selladas por la máscara o por la mordaza—, van a ser las protagonistas de un primer grupo de trabajos. Unas obras que tensionan aquellos acuerdos asumidos por el buen gusto. Es la risa del bufón, del loco; risa involuntaria e instintiva, originada en el inconsciente, «una forma maligna de expresión», como se definió en la baja edad media.
Humor absurdo. Genio o bufón, el artista señala, distorsiona, magnifica o ridiculiza aspectos de la realidad. En este ámbito, encajamos la práctica del absurdo, donde lo racional queda suspendido. En estas piezas se superponen imágenes, textos e ideas en un conjunto que anula cualquier tipo de convención y que, al evidenciar sus contradicciones, revelan algo de verdadero.
Lo grotesco. Vamos a provocar. En venganza a la represión, la formalización de la risa aparecerá de diferentes formas, vinculada a aspectos como la sexualidad, la enfermedad o la muerte, temas que consideramos tabú. Las obras elegidas buscan enfrentarnos a la relación complaciente mantenida con nuestra propia sexualidad, la enfermedad y la muerte, reclamando una respuesta primaria y emocional.
Ironía
Retomamos aquí al poeta para definir la ironía como la risa producida entre dientes, una risa acorralada por las ideas. De algún modo, es así. La ironía es un movimiento moral. En ella se produce un desdoblamiento del lenguaje, y bajo un mismo enunciado se dice una cosa y la contraria. Es a partir de los 80, con la crisis de los grandes discursos ideológicos y religiosos, cuando la ironía se impone como la herramienta de comunicación de muchos creadores, en el análisis del sistema en el que se sitúa su actividad. Un sistema que comienza por el propio creador, por su función política y social, su papel de figura mediática; por los procesos de producción y consumo del arte, el rol de sus agentes, del objeto artístico en relación con el mercado y el público, y por la eficacia del sistema y las estructuras que albergan la actividad artística.
Autoironía. Quizá sea este uno de los principales objetivos del humor, reírse de uno mismo. Un pasillo de selfies, de autorretratos en los que el propio artista examina su función en el tablero de juego, se pone en crisis bajo su propio escrutinio. Un artista que se siente víctima fácil de una ilusión, de su propia fuerza, pero también de su ingenuidad. Baudelaire describía la risa como la conciencia de nuestros propios límites.
El objeto a distancia. El juego irónico crea una distancia entre lo que se dice y lo que se da a entender, es decir, interrumpe la interpretación directa de aquello que vemos. A través de la parodia, con la que se imita o cita un estilo, una técnica o mensaje, se reflexiona sobre el objeto artístico y su inclusión en la historia del arte, su función en cuanto sistema de valor, su relación con el público. La parodia no resulta pendenciera, cuestiona y rinde homenaje a un mismo tiempo.
Mordacidad y sátira frente al sistema. Sin embargo, la sátira tiene como objeto poner en evidencia los vicios y la estupidez del sistema, de los seres humanos, exagerando aspectos de la vida y sus debilidades con el objetivo de provocar un cambio, de reexaminar nuestra moral, valores y comportamientos. Aunque se propone divertir, este no es su objetivo. La caricatura, una de sus herramientas predilectas, trata de simplificar la complejidad de una situación aislando aquello que es objeto de escarnio. Junto con la sátira, el cinismo escandaliza, al tratar de revelar lo que hay de convención social o moda en las reglas, normas y tradiciones, que tomamos como inamovibles.
Bienvenido. Ordenando el caos. Por último, la sala central nos invita a descansar. Recrea un espacio de intimidad donde poder pensar un rato sobre lo que hemos visto, ojear diversas revistas satíricas, y visionar varias piezas audiovisuales que conectan el contexto del arte con la práctica popular del humor. El mundo que tratan estos artistas lo conocemos, es el nuestro, y por eso descubriremos muchos lugares en común, pensamientos compartidos, y complicidad en las diferentes estrategias que se sirven de la sonrisa para inocular un pensamiento, una reflexión o propuestas para dar una imagen a nuestro mundo.
Noticia Vídeo de la exposición Catálogo Algunas reseñas sobre La trampa en la sonrisa (catálogo de la Biblioteca)
Programa de apertura Conferencia: Enrique Martínez Goikoetxea Cine: The General Cine: Amanece que no es poco Cine: Sleeper Cine: Life of Brian
Encuentros: hermanos Roscubas Encuentros: Begoña Usaola Encuentros: Maider López Encuentros: Carlos Aires Encuentros: Jorge Galindo
Documentos Lista de obras en exposición Invitación Cartel