El proyecto alternará a lo largo de este recorrido, conviviendo entre ellas, las propuestas de los autores de uno y otro campo desde la práctica del apropiacionismo. Un tipo de diálogo que —por principio— cuestiona, valora, analiza y/o, critica la herencia cultural recibida. La controversia ha acompañado a esta práctica que choca con nuestro sistema de saber colectivo…, la visión romántica del autor, el genio individual, la propiedad, el sistema de validación del arte, la institución o la propia explotación económica, y propone a cambio un diálogo abierto con la historia regenerando semánticamente esas imágenes. Una práctica que tiene que ver con ofrecer vectores de resistencia a las formas constituidas de poder.
Comisariado: Iñaki Larrimbe y Enrique Martínez Goikoetxea
Ana Román. Eva siente el sonido del pecado
Una relectura de Adán y Eva de Alberto Durero
En 1507, Alberto Durero pintó dos de sus obras más reconocibles, que hoy se encuentran en el Museo del Prado. Los retratos de Eva y Adán constituían un estudio formal y antropológico de la belleza, de las proporciones perfectas en el ser humano. El tema de «Adán y Eva», alejado de cualquier intencionalidad religiosa, era un recurso de acceso a los cuerpos desnudos del hombre y la mujer y, a través de la manzana, la reivindicación del conocimiento y la ciencia. Este fin último en la obra de Durero no se aleja demasiado de las intenciones mostradas por Ana Román en Eva siente el sonido del pecado (2018), donde cita literalmente a su antecesora. A la autora bilbaína, el recurso a la mecánica le ha servido para gestionar o trasladar aquello que el género humano ha necesitado y deseado. La máquina Eva se muestra como origen y reivindicación de la mujer, un elemento cargado de energía y potencialidades, al tiempo que corrige, como señala Eduardo López en su texto sobre esta pieza, un error flagrante del artista alemán del renacimiento y elimina definitivamente su ombligo.
Ana Román (Bilbao, 1962), es licenciada en BBAA por la Universidad del País Vasco. Completa su formación en la Universidad Ghk de Kassel (Alemania). Con una dilatada experiencia expositiva, ha compaginado su obra con la realización de talleres pedagógicos en diversos museos de su ciudad. Entre sus proyectos recordamos Iron Flowers (2015), Little Box (2013), I am a machine (2011) o Sweet machine (2007), en cuyos títulos podemos sentir el imaginario que recorre su obra. A través de sus máquinas, encontraremos la memoria de las vanguardias, nombres como Balla o Depero, investigaciones formales de la Bauhaus o del constructivismo, la presencia de Duchamp o del mismo Picabia, obras en las que reconocer, cuestionar, pensar o «reír» la realidad.
Edu López. La fuente sin agua
Una relectura de La fuente, de Marcel Duchamp
Laura Pérez Vernetti. La caballera de la mano en el pecho
Una relectura de El caballero de la mano en el pecho del Greco
Quizá esta sea la obra del Greco que más impronta ha dejado en la cultura y arte español. Es una obra realizada en 1518, cargada de cierto misterio: se desconoce la identidad del hombre retratado. Pero quizá por ello no deja de representar —por su postura, vestimenta y semblante— el espíritu digno del caballero del siglo XVI. Laura Pérez Vernetti reinterpreta este cuadro desde una óptica actual y feminista: la persona retratada toma forma de diablesca mujer semidesnuda.
Laura Pérez Vernetti (Barcelona, 1958) es reconocida como la autora más relevante del cómic adulto español desde hace más de tres décadas, cuando fue pionera publicando en la mítica revista El Víbora en unos momentos en los que las presencia de las autoras en el ámbito del cómic era, cuando menos, anecdótica. En 2018 recibió el Gran Premio del 36 Salón del Cómic de Barcelona como reconocimiento a su labor. Vernetti se declara feminista y humanista. Sus historietas, de carácter crítico y poético, reivindican una experiencia sensual cargada de pasión. Laura recurre al empleo de un estilo de dibujo que nos retrotrae a los modelos clásicos de la historia del arte. Es un estilo que contrasta con la expresividad de su narrativa, desplegada a través del empleo de imágenes sensoriales y oníricas. Sus primeros libros fueron editados por Ediciones La Cúpula: El Toro Blanco (1989) y La Trampa (1990). En España, el grueso de su trabajo ha visto la luz por obra de la prestigiosa Ediciones De Ponent: Las habitaciones desmanteladas (1999), Mil y una noches (2002), 11 M, once miradas (2005), Amores locos (2005), De ellas (2006), Guadalajara será la tumba del fascismo (2007) y El brillo del gato negro (2008). También ha publicado su trabajo con Éditions Amok (Francia: Nous sommes les maures, 1998), Grrrzetic Editrice (Italia: Le mille e una notte, 2007) y Assirio y Alvin (Portugal). Ha colaborado con escritores de la talla de Carlos Sampayo, J.M. Lo Duca, Felipe Hernández Cava y Antonio Altarriba.
Mauro Entrialgo. La serpientita
Una relectura de El balandrito de Joaquín Sorolla
Mauro Entrialgo (Vitoria-Gasteiz, 1965) trabaja desde hace dos décadas en El Jueves y es miembro fundador de la revista TMEO. Ha publicado más de cincuenta libros de historietas, grabado media docena de discos, estrenado cuatro obras de teatro y escrito un largometraje comercial. También pinta murales, edita piezas de videoarte doméstico y lleva años elaborando una propuesta de teoría sobre la construcción del discurso humorístico. En su tarjeta de visita pone «dibujante entre otras cosas».
En La serpientita (2018), Mauro Entrialgo reinterpreta y actualiza en clave de divertimento gráfico pop la obra El Balandrito (1909) de Joaquín Sorolla. Este es uno de los cuadros más populares de Sorolla y claro ejemplo de su trabajo, en el que las sensaciones son las protagonistas. Mauro huye del naturalismo de Sorolla para situarse en su antípoda, plasmando el pensamiento mágico del niño retratado.